Otro país, un lugar que hace volar la imaginación con sólo nombrarlo. Occidente se va fundiendo poco a poco como se funde la nieve en las estepas de Transilvania: cada vez un poco más lejos de casa, los que allí quedaron van soltando amarras encorvándonos la espalda con el peso de su olvido. Vamos combatiendo el frío con la amable acogida de la gente; charlas en el mercado, muchos rumanos chapurrean nuestra lengua y curiosean el motivo de nuestra visita, convencidos de que la unica salida es huír de esta tierra.
Garabateamos en el mapa un recorrido arbitrario; de Oradea a Sibiu, de allí a Brasov para regresar de nuevo hacia el norte, parando en Cluj Napoca de camino a Maramures.
En Brasov nos dejamos hipnotizar por los encantos de una leyenda. Visitamos el castillo de Bran, el palacio de Peles y ni rastro del conde Drácula, a no ser por unas cuantas caretas de plástico de venta en los kioskos callejeros. Seguimos su pista hasta su ciudad natal en el coche alquilado de un trío de Palencia. En Sighisoara encontramos su casa convertida hoy en restaurante; del que huímos porque no usan el ajo para cocinar (al menos esa es nuestra excusa, nos ahuyentan mas los precios que darían un buen mordisco a nuestro presupuesto).
En Brasov nos dejamos hipnotizar por los encantos de una leyenda. Visitamos el castillo de Bran, el palacio de Peles y ni rastro del conde Drácula, a no ser por unas cuantas caretas de plástico de venta en los kioskos callejeros. Seguimos su pista hasta su ciudad natal en el coche alquilado de un trío de Palencia. En Sighisoara encontramos su casa convertida hoy en restaurante; del que huímos porque no usan el ajo para cocinar (al menos esa es nuestra excusa, nos ahuyentan mas los precios que darían un buen mordisco a nuestro presupuesto).
Un interesante viaje en tren entre el sol y la nieve y de nuevo estamos en la gran ciudad, y de nuevo volvemos a experimentar los problemas que provoca el no validar los billetes a tiempo. Aprovechando nuestra ignorancia, un avispado inspector (esta vez de verdad), intenta ganarse un sobresueldo disfrazado de multa.
- Ni hablar, nuestros bolsillos estan cerrados, si quieres algo vamos a la policía.
Tenemos todo el tiempo del mundo y no hemos venido aqui a igualar las diferencias del salario base entre los países de la Union Europea. La paciencia del inspector se agota y con un gesto impotente se da por vencido e incluso nos indica como llegar a nuestro destino.
!Otro vampiro que se queda sin chupar sangre!