Dejamos por fin el clima helador de Plitvice, el autobús asciende trabajosamente las montañas que ya empiezan a mostrar sus canas; al otro lado de la cordillera se nos aparece un paisaje mediterráneo; pudiera ser cualquier pueblo de la Costa Brava a no ser por las heridas del cemento causadas por los restos de metralla que permanecen en las casas para recordarle al mundo que el sufrimiento sí que es patrimonio de la humanidad. La vida sigue, muchos reconstruyeron ya sus moradas a toda prisa, sin tiempo para vestir al ladrillo, la vida sigue y no hay tiempo para florituras, hay que olvidar cuanto antes, dejar que los años vayan enterrando las vergüenzas de una guerra que jamás debió comenzar; la vida sigue pero ahí quedan las heridas del cemento en las viejas casas para enseñar al viajero una lección de historia que se escribió con fuego y con vidas rotas. Una lección de historia que nos encoge el corazón y nos llena el paisaje de lágrimas.
Saturday, November 3, 2007
LAS HERIDAS DEL CEMENTO
Dejamos por fin el clima helador de Plitvice, el autobús asciende trabajosamente las montañas que ya empiezan a mostrar sus canas; al otro lado de la cordillera se nos aparece un paisaje mediterráneo; pudiera ser cualquier pueblo de la Costa Brava a no ser por las heridas del cemento causadas por los restos de metralla que permanecen en las casas para recordarle al mundo que el sufrimiento sí que es patrimonio de la humanidad. La vida sigue, muchos reconstruyeron ya sus moradas a toda prisa, sin tiempo para vestir al ladrillo, la vida sigue y no hay tiempo para florituras, hay que olvidar cuanto antes, dejar que los años vayan enterrando las vergüenzas de una guerra que jamás debió comenzar; la vida sigue pero ahí quedan las heridas del cemento en las viejas casas para enseñar al viajero una lección de historia que se escribió con fuego y con vidas rotas. Una lección de historia que nos encoge el corazón y nos llena el paisaje de lágrimas.
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